Se que lo que hay aquí no vale un duro, pero
todo tiene un inicio.
Y este es el mio.
Intento aprender un poco sobre bonsais.

Consejos

Estos consejos los he leído de un foro y me parecen muy interesantes.
Cito:


Leyendo varios post referidos a los Arces, sobre todo palmatum, me he dado cuenta que la mayor parte de la gente tiene el mismo problema, o parecido, puntas de hojas secas cuando no hojas completamente secas. El buergerianum es bastante menos sensible a ese problemilla, pero las reflexiones que me hago, son válidas para ambas variedades, y diría más, son válidas casi para cualquier especie.

Pienso que un árbol, comienza en las raíces, y en mi opinión intentar cualquier técnica o trabajo en un árbol sin haber “cimentado” correctamente el mismo, es casi una perdida de tiempo. Y esto en los arces puede que sea el ejemplo más claro.

Ciertamente los climas no son los mismos, ni las condiciones de cultivo, ni las posibilidades de riego entre aficionados, pero creo que sea la que sea la situación de cada uno, nuestros esfuerzos si queremos mantener un arce en condiciones han de centrarse fundamentalmente en las raíces. Voy a decir algo que probablemente muchos no estén de acuerdo, sobre todo en climas calidos, pero que creo que es muy cierto. El problema principal por el que se secan las hojas de los arces no es el calor, ni el viento, ni el Sol, ni la falta de agua, es la falta de raíces. Cierto que a mayor calor, mayor viento, más Sol, menos agua, el problema se incrementa. Pero ese problema quedaría minimizado si el árbol dispusiera de un cepellón lo suficientemente abundante.

Un ejemplo casi natural. En mi ciudad hay arces palmatum de hoja diminuta para estar en un jardín (lo comento por su delicadeza), expuestos al sol, sin sombra, y con los cuidados de riego que se aplican a todo el jardín en general. Llevan muchísimos años plantados, por lo que se les supone unas raíces abundantes. Las hojas están impecables.

Mis árboles. Están a pleno Sol desde que amanece hasta las 13:00 aproximadamente, no tienen más Sol debido a la orientación. Siempre hay alguna hoja más sensible que otras que se queda algo tocada, pero eso es inevitable. Nunca he tenido problemas de que se sequen las hojas de forma generalizada por el Sol, calor o aire seco.

Ciertos medios de paliar estos efectos son de todos conocidos y/o aconsejados, pero muchas veces, a pesar de ponerlos en práctica, el problema sigue ocurriendo. Colocar el árbol a la sombra, proporcionarle un ambiente húmedo, pulverizar agua con frecuencia, mantener el sustrato húmedo, plantarlo en sustratos de gran capacidad de retención de agua, etc. En mi opinión si bien estas practicas pueden ayudar, es evidente que no solucionan el problema. Hay cantidad de aficionados que a pesar de vivir en zonas costeras con ambientes húmedos, siguen teniendo el problema. Otros aficionados tienen los árboles en sombra y rodeados de bandejas con agua, y el problema se mantiene, y así sucesivamente. Reitero, son actuaciones que pueden ayudar, pero el problema fundamental sigue estando, al árbol le faltan raíces.

Todo este rollo, para decir que si un arce tiene un sistema radicular abundante, el problema se reduce de forma importante. Muchas veces he comentado el tema del equilibrio, y con esta especie el equilibrio entre raíces y follaje, más que importante, es vital. ¿Porque se secan las hojas?. Sencillamente, las condiciones de aire, calor o Sol producen una mayor o menor evaporación que difícilmente vamos a poder evitar (aunque si mitigar) por muchos medios que pongamos. Las hojas requieren de una cantidad determinada de “agua” que ha de ser proporcionada por las raíces, y si estas no son capaces de proporcionarla, sencillamente se secan. Un verdadero problema, pues el crecimiento se ralentiza cuando no se para, tenemos poca actividad vegetativa, lo cual se traduce en poca ramificación, pocas yemas, etc. Y para más mala leche, solo tenemos el árbol bonito unas semanas o meses del año, hasta que las hojas comienzan a ponerse feas, después, un fistro.. Desesperante ¿verdad?.

¿Soluciones?. La paciencia. Muchas veces digo que en esta afición, lo que hoy nos parece un paso atrás, con el tiempo son dos hacia delante. Lo dicho anteriormente, intentar cultivar, modelar, etc., un árbol sin una buena cimentación, es tiempo perdido. Durante los primeros años, todos nuestros esfuerzos han de centrarse en las raíces. En un abundante, casi exagerado pan de raíces. Si conseguimos esto, y nos “olvidamos” de la parte aérea, todo lo demás será después mucho más rápido y más fácil.

Primer consejo si queremos tener un arce, debemos de poder regarlo siempre que lo necesite. Si no vamos a poder hacerlo, o lo dejamos por imposible, o nos acostumbramos al problema. ¿Porque digo esto?. Podríamos pensar que si lo plantamos en un sustrato con gran capacidad de retención de agua, el problema del riego lo tenemos solucionado ¿no?. Cierto. Pero volvemos al inicio de los problemas, no conseguiremos nunca (o si lo conseguimos, será pasados muchos años) un cepellón abundante con estos sustratos. La mejor y más rápida forma de conseguir un abundante cepellón es plantar cualquier árbol en un sustrato muy drenante, que permita el paso del aire con facilidad, retenga el agua justa, con mucho espacio entre granos. Esto es lo ideal, pero como digo, requiere de mucho riego, sobre todo en zonas calurosas. Este tipo de sustratos pueden convertirse en una tortura, pero en poco tiempo veremos los resultados.

Segundo consejo: No intentar trabajar el árbol mientras estamos creando el cepellón. Hay un momento para cada cosa, y una cosa para cada momento. Uno de los errores más habituales cuando se comienza, y que creo que todos hemos cometido, es querer hacer muchas cosas a la vez. Nos introducimos en este mundo sin saber nada o poca cosa, y de pronto nos llueve un torrente de información, técnicas, trucos, etc. y como no, intentamos aplicarlas todas a la vez, pinzar, podar, defoliar, alambrar, acodar, injertar. Todo es válido, y cuantas más cosas hagamos, más rápido irá todo. Pues va a ser que no.

A cuantos de vosotros no les ha pasado, que además de secarse las hojas de su arce, se han ido al traste buena parte de las yemas que supuestamente se convertirían en un futuro en nuevas ramas. Y cuantos han pinzado, y no ha rebrotado de las hojas que hemos dejado, cuando supuestamente debería de hacerlo. Y cuantos han podado esperando una brotación de madera vieja y no ha sacado un solo brote. Y cuantos han podado una rama para formarla desde atrás, y la puñetera ha retirado savia y se ha secado por completo. Y cuantos han defoliado y además de salir la hoja más grande, de algunos sitios simplemente se ha secado el brote. Y a cuantos .................................Un momento para cada cosa, y una cosa para cada momento.

Y ya que estoy con los arces, alargo nuevamente el post con una serie de consejos que pueden ser aplicables a otras muchas especies.

Como formaría yo (y ojo que digo yo) un arce. En primer lugar, y lo repito, me centraría en el cepellón. Aquí podríamos utilizar dos técnicas, casi tres. El suelo, o la maceta. Yo como no dispongo de suelo, me he “especializado” en engordar los árboles en maceta, pero la verdad es que la técnica no difiere mucho entre hacerlo de un modo u otro. Sustrato grueso, maceta amplia (sin pasarse) y mucha capacidad de riego. Realizar trasplantes cada dos años como mucho, a pesar de que el sustrato pueda aguantar más tiempo. Si lo hacemos en suelo, dos años en suelo, y uno o dos en maceta, y vuelta al suelo. Durante estos trasplantes, hemos de centrarnos en equilibrar las raíces, podando mucho las gruesas y no haciéndolo con las finas. De este modo ramificamos las gruesas y equilibramos las finas. Una vez que consigamos unas raíces de similar vigor alrededor del tronco, hemos de centrarnos en que todas ellas ramifiquen abundantemente. La utilización de macetas de rejilla es una buena alternativa para acelerar el proceso, pero entonces el tema del riego será todavía más peliagudo. Si utilizáis macetas de rejilla, os aconsejo trasplantar todos los años, y no utilizarlas muy grandes. Por las experiencias que yo he tenido con estas macetas, el nacimiento de raíces ciliares es espectacular. Además de muchas, lo hacen muy cerca del tronco, lo cual es mejor todavía, ya que conseguimos muchas raíces finas en la base de las raíces y no en las puntas, lo que después facilita el paso a maceta de “Bonsai”. Pero ojo, con estas macetas de rejilla, el mantener las raíces equilibradas es fundamental. Crecen muchas raíces ciliares de las raíces principales, lo cual provoca el engorde de estas, pero como no las equilibremos anualmente, nos encontraremos con raíces muy gruesas y otras bastante menos, y si esperamos dos años la diferencia de engrosamiento es más que notable. Me he encontrado raíces más gruesas que el tronco del árbol, así que podéis haceros una idea de cómo crecen.
Durante este tiempo nos hemos de olvidar de la parte aérea, o casi. Dejar crecer libremente una planta en fase de engorde y formación de cepellón es una técnica no tan simple como pueda parecer. Si dejamos la planta a su aire, la dominancia apical tenderá a crecimientos espectaculares de la parte superior, y a un engorde rápido, pero, y todo tiene un pero, la conicidad del tronco se verá perjudicada. Es necesario también planificar ese crecimiento aéreo con tino, o de lo contrario nos podemos encontrar un tronco grueso y solo eso.

Mi opción es la siguiente. Dejar crecer y cortar, al menos dos o tres veces al año, incluso más en función del vigor de la planta. Los arces se caracterizan por un crecimiento de ramas, cilíndrico y recto, muy poco aprovechable. También tienen otra característica, y es que de madera vieja brotan muy bien, pero cuando en arces hablamos de madera vieja, hablamos de ramas con muchos, muchos años. Si os habéis fijado, incluso en árboles de mucha edad, la corteza sigue manteniéndose verde. La rama ha lignificado, esta dura, pero sigue verde. Es necesario mucho tiempo para que ese tipo de ramas, incluso troncos, broten con alegría. De vez en cuando algún brote sale, pero no es lo habitual. En cambio, si que tienen una tendencia muy grande a brotar de axilas y cicatrices, incluso de forma exagerada, formando un circulo de brotes alrededor de la cicatriz. Pues esta característica, es la que yo utilizo para conseguir ramificación. Es curioso, pero incluso aunque te dediques a eliminar las yemas que salen de las cicatrices de forma sistemática, seguirá haciéndolo una y otra vez.
Si dejamos que la planta crezca sin un criterio definido, nos vamos a encontrar con multitud de ramas gruesas, sin gracia y completamente rectas, y ya he dicho que es difícil que ramifique de atrás en una rama dejada crecer a su aire. En cambio, si dejamos crecer, y cortamos muy corto varias veces durante la época de crecimiento, en primer lugar conseguiremos curvas, no troncos o ramas rectos y sosos. En segundo lugar, conseguimos cicatrices, pequeñas, que cerraran pronto sin dejar marcas, pero útiles por su tendencia a crear nuevas yemas, y además, iremos consiguiendo un mayor aspecto de vejez.

En esta fase, intentar conseguir ramificación secundaria y terciaria, es algo que debemos de descartar. Nos hemos de centrar en las raíces, tronco y ramificación principal, pero en esto último, con abundancia de ellas. Podemos ir definiendo el estilo en que vamos a formar el árbol, es más, deberíamos de tenerlo claro desde el principio. Nos interesa tener varias ramas principales entre las cuales elegiremos posteriormente las mejor dispuestas, así que tampoco nos interesa que crezcan en exceso, pues algunas desaparecerán y las cicatrices serán más grandes cuanto más dejemos engordar estas ramas, pero nos conviene tener varias, aunque en un principio estén manifiestamente juntas, o a similar altura, etc.
Pero lo que sí que nos interesa es tener muchas, y digo muchas ramas bajas, cuanto más cerca del nebari, mejor, incluso saliendo de él. Esto provocará un engorde rápido de la base del tronco. Como ápice, solo una rama, que iremos cortando varias veces a lo largo de la etapa de crecimiento. Dejar varias ramas apicales engorda mucho el tronco, pero deja feas cicatrices y una falta de conicidad evidente.

Las ramas más bajas, que posteriormente no se utilizaran en el diseño, se pueden dejar crecer libremente, incluso alambrarlas hacia arriba para facilitar el crecimiento y engorde, pero intentar mantenerlas todas equilibradas para que el engrosamiento sea homogéneo. Estas ramas, llamadas de sacrificio, también hay que planificar su engorde, y sobre todo su eliminación. Si tenemos suerte, y disponemos de varias ramas de sacrificio en la zona baja del tronco, una vez que casi hemos alcanzado el calibre de tronco deseado, iremos cortándolas en varios años, primero las frontales y alguna lateral, y así sucesivamente hasta eliminar todas. Esto hará que para cuando el árbol vaya a pasar a la fase de refinado, las cicatrices estén cerradas o casi, y al tener varias ramas de sacrificio, las mismas tendrán menos calibre haciendo el mismo efecto de engorde, pero dejando señales menos evidentes.

Respecto a las que sean ramas principales, si las hemos controlado en el crecimiento, no deberían ser demasiado gruesas, incluso van a quedar desproporcionadas respecto al grosor del tronco, pero es una tendencia habitual el hacerlas crecer hasta el calibre que queremos que tenga en esta fase, y posteriormente ramificarlas y dejarlas con un aspecto natural y una buena conicidad, supone podarlas casi hasta la base, y el resultado no suele ser muy bueno. Es mejor como decía, que crezcan controladas a base de poda. La falta de calibre inicial, se va a resolver más tarde, en el proceso de refinado. Como comentaba con respecto a las ramas de sacrificio, cuanto menos exageradas sean las ramas principales, menores serán las cicatrices que nos quedaran después.

Pues si todo ha ido bien, deberíamos de tener un buen cepellón, un calibre de tronco casi definitivo, las cicatrices cerradas, y unas ramas principales bien definidas, llega el momento de trasplantar a maceta.
Como tendremos un cepellón abundante, la primera maceta de refinado ha de ser más grande que el tamaño final que tengamos previsto para el árbol. A partir de ahora, nos centraremos en la ramificación secundaria y terciaria, sin descuidar en los trasplantes las raíces, pero seguramente ahora tendremos un cepellón elegante. Ese cepellón es el que nos va a acelerar el trabajo de ramificación, a pesar de que podemos pensar que hemos estado perdiendo el tiempo al no intentar conseguirla mientras el árbol engordaba. Me he saltado el tema del diseño, y en esto no puedo aconsejar nada, simplemente, la selección de las ramas definitivas las realizaremos en ese primer trasplante a maceta de refinado, y a partir de ese momento, lo que toca es ramificar y conseguir densidad.

Sobre la Poda. En mi caso, yo podo prácticamente todos los árboles a finales del invierno, creo que en un par de post he explicado el porqué. Pero en el caso de los arces, sobre todo los palmatum, lo hago de dos modos diferentes. Si tengo que podar antes de que comiencen a brotar, lo hago siempre una pareja de brotes después del punto en el que realmente quiero podar. Tienen una desagradable tendencia a retirar savia cuando se poda, y muchas veces ocurre que podas, y la primera pareja de yemas sencillamente se seca, y brota de la que estaba más atrás. Una forma de solucionar este problema, es sencillamente dejar la poda larga, y cuando se sabe por donde brota, realizar la poda definitiva. Si solo debemos de podar, y no es necesario hacerlo antes de la brotación, sencillamente podamos cuando el árbol comience a abrir las yemas, y de este modo tenemos la certeza de que no retirará savia pues las yemas ya activas se encargaran de frenarla.

Sobre el Pinzado. Generalmente aconsejan dejar crecer las ramas hasta que tienen seis u ocho pares de hojas, cortando posteriormente hasta dejar entre dos y tres pares. Hacer esto tiene un motivo y también un problema. El motivo, dar tiempo a que se formen las yemas que posteriormente al pinzado rebrotaran formando nuevas ramas. El problema, entrenudos largos. Este tipo de pinzado puede servir para frenar el crecimiento de una rama en las primeras fases de creación del árbol, es decir, en el engorde. Pero en la fase en que nos encontramos, pinzar de este modo no crea ramificación fina, sino larga y gruesa, y ya he comentado que de la madera de esas ramas difícilmente brotará. Yo pinzo la segunda pareja de hojas justo en el momento en que son accesibles. Y la mejor forma de hacerlo es precisamente con pinzas. Al pinzar de este modo frenamos el crecimiento de los entrenudos (aunque no en todas las variedades) y evitamos que las hojas se hagan grandes. Como “inconveniente”, la siguiente brotación tardará bastante en producirse, puesto que no hemos dado tiempo ni a madurar el primer par de hojas, ni mucho menos a que se formen las yemas de la segunda brotación, así que tendremos que esperar varias semanas para que esta se produzca. Pero conseguiremos ramas muy cortitas, y una mayor densidad de hojas.

Sobre el defoliado. Creo que sobre como defoliar hay mucho escrito así que unos simples apuntes respecto a los arces en concreto. Tanto el palmatum como el buergerianum responden perfectamente al defoliado, así que ningún problema en realizarlo si el árbol lo necesita y está fuerte para aguantarlo. Sobre los disecctum, mejor que nos olvidemos, responden fatal y lo más probable es que perdamos un montón de ramas si lo hacemos. 

Por último, comentar que las ramas principales las habíamos dejado en la fase de engorde con un calibre inferior al deseado o ideal. Debido al trabajo en las raíces, la ramificación secundaria que iremos consiguiendo será rápida y abundante, y esto provocará también el engorde de esas ramas debido a la gran cantidad de savia que circulará por las ramas. Si nos pasamos con el grosor de esas ramas, posteriormente engrosaran más, y puede que en pocos años sea necesario tener que formarlas de nuevo. Al final tendremos que hacerlo, pero cuanto más tarde ese momento mejor.

Un saludo, y suerte con los arces, preciosos pero un pelin puñeteros.